Solas y calladas estabas
en aquel vagón del tren
yo, a tu lado sin saber que hacer.
Tus manos muertas tocaban las mías
sin señales de vida
sin inmutar una caricia,
sin saber el ardor que producían.
Yo solo anhelaba un pequeño gesto,
alguna insinuación, algún motivo
para romper el hielo,
pero nada tu mirada en el infinito
atravesaba personas y vagones
viajaba a miles de kilómetros
solo para estar lejos de mi,
solo para que yo me ahogara
en un silencioso llanto
al saber que tu partías
aun estando a mi lado.
Y no me quedaba nada
Solo resignarme a tus frías manos
a tu mirar infinito, a tu estar lejos de mi
aun estando al lado,
resignarme solo a tus muertas manos
Javier Fernandez
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